La conciencia es como un río y todo su ser - incluyendo cada célula del cuerpo - se alimenta continuamente de él, porque el pensamiento mantiene y da credibilidad a su vida .Vivimos gracias al pensamiento de la conciencia que fluye. Conforme el cuerpo vive gracias al fluir de la sangre que lleva la sustancia del alimento a cada célula, así se sostiene todo el ser a través de la sustancia del pensamiento que emana del fluir de la conciencia.
Creamos cada instante de la existencia con pensamientos que provienen del fluir de la conciencia. Estamos tomando continuamente pensamientos del río del pensamiento, sintiéndolos en el alma, alimentándolos y expandiendo toda la existencia por medio de esa emoción y retornando el pensamiento del ser expandido al río que expande la conciencia de todas las formas de vida.
Los pensamientos que forman la conciencia tienen diferentes frecuencias eléctricas. Algunos son pensamientos de frecuencia muy baja o lenta; otros son de frecuencia más alta, como los pensamientos más ilimitados de la supraconciencia.
La conciencia social es una densidad de frecuencias eléctricas del pensamiento, y sin embargo es una que es más ligera que el aire. La densidad de la conciencia social está constituída por los pensamientos expresados por cada individuo, por medio de la emoción. Estos pensamientos de la conciencia social son limitados, de baja frecuencia, muy restrictivos, muy críticos,muy duros, porque sus vidas están gobernadas por actitudes relacionadas con la supervivencia y con el temor a la muerte, ya sea la muerte del cuerpo o la del ego. Por lo tanto, su conciencia está ocupada por pensamientos de alimento, cobijo, trabajo, oro; con juicios de lo que es propio e impropio, bueno y malo, por la moda, belleza, aceptación, comparación, edad, enfermedad y muerte.
La conciencia de las grandes ciudades están envueltas en una espesa densidad de conciencia. Los pensamientos de frecuencia más elevada de la supraconciencia son los de existir, de ser, de la vida, la armonía, la unicidad, la continuidad; son los pensamientos de amor, de dicha, de genialidad. Son los pensamientos ilimitados que van más allá de toda descripción.
El cerebro es un receptor con medidores y puede recibir una cierta frecuencia; la habilidad del cerebro humano de recibir diferentes frecuencias de pensamientos está controlada por un poderoso medidor que es laglándula pituitaria, que está alojada entre los hemisferios izquierdo y derecho. Es la puerta que abre la capacidad de contemplar y razonar con el pensamiento, comprenderlo por medio del cuerpo y manifestarlo en una experiencia.
Creamos cada instante de la existencia con pensamientos que provienen del fluir de la conciencia. Estamos tomando continuamente pensamientos del río del pensamiento, sintiéndolos en el alma, alimentándolos y expandiendo toda la existencia por medio de esa emoción y retornando el pensamiento del ser expandido al río que expande la conciencia de todas las formas de vida.
Los pensamientos que forman la conciencia tienen diferentes frecuencias eléctricas. Algunos son pensamientos de frecuencia muy baja o lenta; otros son de frecuencia más alta, como los pensamientos más ilimitados de la supraconciencia.
La conciencia social es una densidad de frecuencias eléctricas del pensamiento, y sin embargo es una que es más ligera que el aire. La densidad de la conciencia social está constituída por los pensamientos expresados por cada individuo, por medio de la emoción. Estos pensamientos de la conciencia social son limitados, de baja frecuencia, muy restrictivos, muy críticos,muy duros, porque sus vidas están gobernadas por actitudes relacionadas con la supervivencia y con el temor a la muerte, ya sea la muerte del cuerpo o la del ego. Por lo tanto, su conciencia está ocupada por pensamientos de alimento, cobijo, trabajo, oro; con juicios de lo que es propio e impropio, bueno y malo, por la moda, belleza, aceptación, comparación, edad, enfermedad y muerte.
La conciencia de las grandes ciudades están envueltas en una espesa densidad de conciencia. Los pensamientos de frecuencia más elevada de la supraconciencia son los de existir, de ser, de la vida, la armonía, la unicidad, la continuidad; son los pensamientos de amor, de dicha, de genialidad. Son los pensamientos ilimitados que van más allá de toda descripción.
El cerebro es un receptor con medidores y puede recibir una cierta frecuencia; la habilidad del cerebro humano de recibir diferentes frecuencias de pensamientos está controlada por un poderoso medidor que es laglándula pituitaria, que está alojada entre los hemisferios izquierdo y derecho. Es la puerta que abre la capacidad de contemplar y razonar con el pensamiento, comprenderlo por medio del cuerpo y manifestarlo en una experiencia.
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