miércoles, 7 de abril de 2010

LA RESPONSABILIDAD PERSONAL

Querer o tener que hacer algo. Querer hacer o tener que hacer son cosas diferentes, pues la sutil diferencia, involucra una desigualdad en las emociones al actuar. En el "tener que hacer" existen las razones y en "querer hacer", los motivos. En el primer caso, se presenta la obligación, mientras que  el segundo caso despierta una responsabilidad, que es la capacidad para responder ante algo que elegimos con total libertad.
Cuando detectamos una obligación de hacer algo, sabemos que estamos involucrados en ello, sin mantener un compromiso o comprometernos con el hecho en sí. Al querer hacer algo, surge un motivo, el que internamente, mueve nuestro ánimo de manera emocionante y nos comprometemos con la acción.
Ser responsables de nuestros actos, infunde en nosotros un empoderamiento que nos diferencia del resto al reconocer que somos capaces de responder ante cualquier consecuencia respecto de lo que hacemos; de este modo, nos encontramos en la posición de ser dueños auténticos de nuestra vida.
Cabe preguntarse, porqué existen tantas personas que efectúan sus actos como una obligación, porque "lo tienen que hacer", sin imprimir entusiasmo, y lo traducen en quejas, protestos, sumergiéndose en la inconformidad. Bajo algunas circunstancias es concebible que podamos "hacer" a través de razones y otras por motivos.
Es saludable que nos preguntemos si nos responsabilizamos de nuestros actos en la vida, pues, al hacerlo, tomaremos conciencia de tal responsabilidad y podemos ajustar nuestras conductas para vivir nuestras vidas plenas, y conocer la felicidad y la satisfacción de obrar auténticamente, obedeciendo así a ustro mayor bien y el de los demás seres.
Encontremos motivos suficientes en generar compromisos así se pueden desplazar las razones que llevarían a que apareciese el autosabotaje que nos conduciría a ser partícipes de las equivocaciones que tanto queremos desechar, para poder vivir una vida pletóricamente loable.