domingo, 23 de mayo de 2010

LAS RELACIONES, UNA PRUEBA CONSTANTE

Respecto de las relaciones humanas de tipo romántico, esas que te preocupan, y fracasan. En realidad, las relaciones nunca fracasan, sólo no han producido el resultado que querías, y es porque se iniciaron por una razón equivocada.
La mayoría de las personas inicia sus relaciones con miras puestas en lo que puede obtener de ellas. El objetivo de una relación es decidir qué parte de tí mismo querrías ver descubierta, no qué parte de la otra persona puedes tomar y conservar.
Resultaría muy romántico pensar que tú no eras "nada" hasta que apareció esa otra persona especial; pero no es así. Y esa postura, ejerce presión sobre esa persona, pues se la forzaría a ser toda una serie de cosas que no es.
Las relaciones son sagradas porque otorgan la oportunidad de crear y producir la experiencia del más elevado concepto de uno mismo.
Es importante dejar que, en la relación con otra persona, cada uno se ocupe de sí mismo, no del otro. Al centrarse en el otro, de obsesionarse con el otro, es lo que hace que las relaciones fracasen. Lo que importa es lo que uno haga en relación con ello. 
La persona que más ama es la que está más centrada en sí misma. Si no te amas a tí mismo, no puedes amar a otro. La primera relación debe ser con uno mismo; aprender a honrarse, cuidarse y amarse a sí mismo. Verse primero a uno mismo como estimable para poder ver al otro como tal.
Debemos utilizar una relación como una herramienta en la creación de uno mismo, debemos trabajar en el nivel en que nos encontramos: el nivel del conocimiento, el nivel de la voluntad.
Honremos nuestros sentiientos, pues significa honrarse a sí mismo. Amemos al prójimo como a nosotros mismos.

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