La propia vida es un ritmo, es una onda, una vibración, una pulsación del mismo corazón de Todo el Universo. El Universo quiere para nosotros, ciertamente, lo que realmente queremos; por tal motivo, debemos usar nuestro libre albedrío : nunca condenemos todo lo que consideramos malo en el mundo; habría que preguntarse qué es lo que estimamos que es malo, y en tal caso, qué podemos hacer para cambiarlo. Absolutamente todo lo que experimentamos, son herramientas de nuestra propia cración, y todos los acontecimientos se presentan como oportunidades para que decidamos qué hacer.
Jamás juzgues el camino que recorre otra persona, ni envidies su éxito, ni compadezcas su fracaso. Siempre mantengamos nuestro propio criterio y que cada quien siga el suyo. Esto no significa que ignoremos una solicitud de ayuda, sino que debemos evitar poner etiquetas y juicios.
No todo lo que nos sucede y lo etiquetamos como malo, ocurre por propia elección, pero sí, es de nuestra propia creación. Somos una gran máquina de creación, que produce cada manifestación, literalmente, a la misma velocidad con la que pensamos. Todos los sucesos, acontecimientos, eventos, circunstancias y condiciones son creaciones de la conciencia. La conciencia de cada individuo es uy poderosa y la conciencia colectiva es tan poderosa que puede crear acontecimientos y circunstancias de importancia mundial y consecuencias planetarias. A pesar de ello, no existen víctimas en el mundo, ni malvados, tampoco somos víctimas de las decisiones de los demás.
En un determinado nivel, hemos creado lo que consideramos que aborrecemos, y , al haberlo creado, lo hemos elegido. Todo es una cuestión de conciencia, y cuando somos capaces de aceptar la responsabilidad de todo, podemos adquirir la capacidad de cambiar. Es mucho más fácil cambiar lo que hace uno mismo que cambiar lo que hacen otros. Por lo tanto, en primer término, debemos cambiar cada uno de nosotros y todo lo de alrededor cambia; comencemos por nosotros mismos y veremos el cambio en los demás y en las circunstancias.
Recordemos que somos espejos : lo que vemos en el otro es lo que llevamos dentro de nosotros. Debemos procurar cambiar los aspectos de nuestra vida, que no encajen en el retrato de nosotros mismos que deseamos proyectar.
Si aceptásemos con un profundo sentimiento interior, nuestra responsabilidad personal, respecto del mundo, éste sería muy diferente. No podríamos cambiar los acontecimientos externos, creados colectivamente, de manera que, debemos cambiar la experiencia interna.
Nada es doloroso en y por sí mismo: El dolor sería el resultado de un pensamiento equivocado, que proviene de un juicio que nos hemos formado sobre algo. Erradiquemos el juicio, y el dolor desaparece.
Cada individuo es responsable de lo que hace, y que cada uno haga lo que constituya su reflejo, lo que represente la mejor versión de sí. Si quieres sentirte mal, siéntete así, pero nunca condenes ni juzgues, porque no sabes "por qué " suceden las cosas ni con qué fin.
Todo lo que condenas, te condenará y, alguna vez, serás aquello que juzgas.
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