Todas las vidas son espirituales
En un nivel profundo es imposible no tener una vida espiritual. El universo vive a través de nosotros en este momento. El sistema operativo del universo funciona para todos por igual y opera con bases en unos principios que no requieren de nuestra cooperación. Sin embargo, si decidimos llevar una vida espiritual conciente, ocurre un cambio. Los principios del sistema operativo, las reglas de la creación, se vuelven personales.
ALINEAR LO UNIVERSAL CON LO PERSONAL
El Universo es un espejo de la conciencia. Los sucesos de nuestra vida reflejan quiénes somos.
Nada de lo anteriormente expresado remite a la religión. El mundo físico refleja una mente, lleva una intención e inteligencia en cada átomo.
La conciencia es colectiva; todos la extraemos de una fuente común. Las personas presentes en la vida de uno reflejan aspectos de nosotros mismos. Somos seres humanos con innumerables máscaras; cuando las eliminamos, queda la esencia, el alma, la chispa divina.
La conciencia se expande en sí misma. Aquello en lo que enfocamos la atención crecerá. La violencia engendra violencia, pero también, el amor engendra amor.
Nada en la vida es aleatorio; tenemos señales por doquier.
Las leyes físicas operan eficientemente con el mismo esfuerzo. En todo momento, el universo nos da los mejores resultados posibles. Cuando dos moléculas con potencial para unirse se encuentran, siempre se unen, no existe la indecisión. Este mínimos gasto de energía, es conocido como la ley del menor esfuerzo, que también se aplica a los seres humanos. Causa y efecto no sólo están vinculados, lo están de la manera más eficiente posible. Este argumento también se aplica al crecimiento personal : la idea es que todos actúan lo mejor que pueden desde su nivel de conciencia.
Las formas simples se desarrollan en formas más complejas. Nuestra conciencia interna siempre está evolucionando. Muchas personas religiosas piensan que Dios creó el mundo a su imagen, lo que implica , que la creación no tenía a dónde ir después de ello; los científicos aceptan que la tendencia de la energía a disiparse, es inexorable.
Así, en ambos sistemas, es un asunto que el ADN sea un billón de veces más complejo quelos primeros átomos primigenios.
El conocimiento asimila más y más del mundo. La dirección de la vida es de la dualidad a la unidad.
Las culturas antiguas veían una creación unificada, mientras que en la actualidad, la gente ve un mundo fragmentado y dividido. Muchos lo relacionan al declive de la fe y a la ausencia de mitos, tradiciones y vínculos sociales. De esta manera, pensemos, que la antigua forma de comprender, apenas explicaba una mínima parte de todos los fenómenos de la naturaleza, mientras que la física actual está a punto de llegar a una " teoría de todo ".
La evolución desarrolla cualidades de supervivencia que se ajustan perfectamente al entorno. Si nos abrimos a la fuerza de la evolución, nos llevará a dónde queremos ir.
El caos favorece la evolución; la mente fragmentada no puede llevarnos a la unidad pero debemos usarla para recorrer el camino.
En un nivel profundo es imposible no tener una vida espiritual. El universo vive a través de nosotros en este momento. El sistema operativo del universo funciona para todos por igual y opera con bases en unos principios que no requieren de nuestra cooperación. Sin embargo, si decidimos llevar una vida espiritual conciente, ocurre un cambio. Los principios del sistema operativo, las reglas de la creación, se vuelven personales.
ALINEAR LO UNIVERSAL CON LO PERSONAL
El Universo es un espejo de la conciencia. Los sucesos de nuestra vida reflejan quiénes somos.
Nada de lo anteriormente expresado remite a la religión. El mundo físico refleja una mente, lleva una intención e inteligencia en cada átomo.
La conciencia es colectiva; todos la extraemos de una fuente común. Las personas presentes en la vida de uno reflejan aspectos de nosotros mismos. Somos seres humanos con innumerables máscaras; cuando las eliminamos, queda la esencia, el alma, la chispa divina.
La conciencia se expande en sí misma. Aquello en lo que enfocamos la atención crecerá. La violencia engendra violencia, pero también, el amor engendra amor.
Nada en la vida es aleatorio; tenemos señales por doquier.
Las leyes físicas operan eficientemente con el mismo esfuerzo. En todo momento, el universo nos da los mejores resultados posibles. Cuando dos moléculas con potencial para unirse se encuentran, siempre se unen, no existe la indecisión. Este mínimos gasto de energía, es conocido como la ley del menor esfuerzo, que también se aplica a los seres humanos. Causa y efecto no sólo están vinculados, lo están de la manera más eficiente posible. Este argumento también se aplica al crecimiento personal : la idea es que todos actúan lo mejor que pueden desde su nivel de conciencia.
Las formas simples se desarrollan en formas más complejas. Nuestra conciencia interna siempre está evolucionando. Muchas personas religiosas piensan que Dios creó el mundo a su imagen, lo que implica , que la creación no tenía a dónde ir después de ello; los científicos aceptan que la tendencia de la energía a disiparse, es inexorable.
Así, en ambos sistemas, es un asunto que el ADN sea un billón de veces más complejo quelos primeros átomos primigenios.
El conocimiento asimila más y más del mundo. La dirección de la vida es de la dualidad a la unidad.
Las culturas antiguas veían una creación unificada, mientras que en la actualidad, la gente ve un mundo fragmentado y dividido. Muchos lo relacionan al declive de la fe y a la ausencia de mitos, tradiciones y vínculos sociales. De esta manera, pensemos, que la antigua forma de comprender, apenas explicaba una mínima parte de todos los fenómenos de la naturaleza, mientras que la física actual está a punto de llegar a una " teoría de todo ".
La evolución desarrolla cualidades de supervivencia que se ajustan perfectamente al entorno. Si nos abrimos a la fuerza de la evolución, nos llevará a dónde queremos ir.
El caos favorece la evolución; la mente fragmentada no puede llevarnos a la unidad pero debemos usarla para recorrer el camino.
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