Todas las personas tienen la misma capacidad, desde el nacimiento, para organizar los pensamientos, por consiguiente, se puede considerar a la mente como una estructura que posee un poder organizador. La mente lo abarca todo, y la totalidad en la naturaleza, también tiene el mismo poder organizador; los humanos formamos parte de la naturaleza, por lo tanto, comprendamos que nuestra mente es poseedora de ese poder organizador de inteligencia creativa.
El conocimiento del ser humano tiene una estructura de pensamientos que capta al universo a través de la conciencia y esta es la forma que tenemos de conocerlo.
Los impulsos de la inteligencia son los mismos que se encuentran en toda la naturaleza, la diferencia estriba, en que el hombre los conoce como pensamientos.
Conciencia o inteligencia, la mente, subyace en todo el universo.
Si partimos de la base de que tenemos libre albedrío, podemos inferir, que sólo nosotros elegimos la calidad de los pensamientos: positivos o negativos.
Somos transformados por la renovación de nuestra mente y los pensamientos que alimentamos.
El conocimiento del ser humano tiene una estructura de pensamientos que capta al universo a través de la conciencia y esta es la forma que tenemos de conocerlo.
Los impulsos de la inteligencia son los mismos que se encuentran en toda la naturaleza, la diferencia estriba, en que el hombre los conoce como pensamientos.
Conciencia o inteligencia, la mente, subyace en todo el universo.
Si partimos de la base de que tenemos libre albedrío, podemos inferir, que sólo nosotros elegimos la calidad de los pensamientos: positivos o negativos.
Somos transformados por la renovación de nuestra mente y los pensamientos que alimentamos.
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